De tal palo, tal astilla (Microrrelato)
De tal palo, tal astilla
-¿Le pongo otro, abuelo?
En otro tiempo hubiera asentido lanzando una fría mirada, pero antes de entrar a aquel tugurio abandoné las malas pulgas al fresco. Veinte años de talego serenan a cualquiera.
Cogí el aliento justo para responder amablemente, para entonces el cristal del vaso transparentaba los destellos del ámbar. Disimulando coloqué entre mis labios un cigarro tembloroso y miré de reojo al escenario, recordando su última mirada…
-Me temo que no la veremos bailar en un buen tiempo, el jefe está que trina y los moratones tardan en curar, ¿entiende amigo? -Me confió inclinado sobre la barra y ofreciéndome un fósforo encendido. Lo enganché del cogote, acercando el cigarrillo a su mejilla.
-¿Ves por aquí algún amigo? ¡Dame la dirección! ¡Vamos, canta!
Debía evitar tanto sufrimiento. Memoricé, bebí el bourbon de un trago y salí buscando mis malas pulgas…
Minutos después descolgaba el teléfono observando los cadáveres.
-¿Policía? Deseo entregarme. Mi hijo acaba de cometer un crimen pasional.
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Este microrrelato participa en el
II Certamen de microrrelatos sobre Novela Negra Argerust