Memoria a largo plazo. (Microrrelato)
Memoria a largo plazo.
Mientras esperábamos las campanadas de fin de año, mi madre disponía doce esbeltas uvas de nuestro propio viñedo frente a cada comensal. La trayectoria de sus manos era seguida con gran interés por la mirada de mi abuelo, que permanecía serio y en silencio sentado en su vieja silla de mimbre. Pude percibir como, a medida que mi madre iba repartiendo las uvas, el brillo de sus ojos se iba acrecentando. Aquel gesto despertó mi curiosidad por un instante, pero a falta de unos segundos para el nuevo año, el reloj reclamó de nuevo mi atención.
Todas las miradas permanecían atentas a las manecillas cuando de pronto, escuchamos aquella risotada que nos dejó perplejos. Ya era tarde, el abuelo trepaba con agilidad sobre la mesa y arremangado hasta la pantorrilla, agitaba con destreza sus pies descalzos.
Alegre, divertido, liviano: como debe cantársele a la vida.
Bravo!
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Patricia Nasello said this on 7 diciembre, 2010 a 18:29 |
corto pero preciso, asi debe ser.
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Carlos Bonilla said this on 7 diciembre, 2010 a 19:13 |