El afable paseante. (Microrrelato)
El afable paseante.
Como es de buena educación y elegancia y siempre me he considerado un hombre meticuloso, primero me gustaría presentarme. Mi nombre es Lisardo Evelio Millán Velasco.
Mi costumbre de pasear tranquilamente entre las lúgubres calles de tan ilustre cementerio ha sido tan bien acogida por los habitantes de éste singular paraje que últimamente resulta inevitable encontrarse cada noche con gran parte de sus habitantes más admirados.
Usualmente me siento a esperar bajo el ciprés centenario a mi amada Saturia y a su hermana Gelsumina, pero esta noche Serbando, el alcalde, me ha comunicado la llegada de un nuevo convecino; No es otro que Ulpiano Menéndez, un hombre derecho y gran conversador con el que quisiera disputar cortésmente sobre distintas ideas acerca de lo divino y de lo humano.
En otra ocasión prometo desvelarles las conclusiones a las que hayamos llegado. Ahora les dejo con su apacible vida esperando coincidir aquí cuando esta termine, que adivino, será en breve.